El Colectivo DesFace es un proyecto editorial de la región chilena que, según sus propias palabras, “juega con el tiempo y el espacio, juega con la crítica, con el autor, baila con el plagio y el conocimiento que no tiene propiedad, porque es propio. El DesFace es posible porque un grupo de almas trabajan juntas sin pedir nada a cambio, de manera horizontal y libertaria, sin burocracias ni autoridad. El DesFace llama a imaginar nuevos horizontes intelecspirituales. ¡A reventar la realidad que se (nos) pudre, a rescatar la infinitas distintas realidades que agonizan en nuestros inconscientes colectivos y a experimentar, con nuestras mentes rebeldes, formas y contenidos inexplorados!”

Toda una declaración de intenciones que toma forma con el volumen del que nos ocupamos. Contra el arte y el artista es la primera publicación de este interesante colectivo editorial y esperamos que no sea la última. En ella se pretenden poner de relieve las características esenciales de la forma en que el sistema estatal-capitalista logra reproducirse utilizando al arte como uno de sus medios en las sociedades contemporáneas. Partiendo de esta premisa, el libro nos muestra, desde una visión antagónica, cuáles podrían ser las posibles alternativas al arte actual, caracterizado por ser un producto más de la sociedad del espectáculo y consumo. Y es que el arte, de una forma progresiva, ha pasado de sentirse y vivirse como un aspecto gratifi cante del ser humano, que remaba a favor de la autorrealización y el crecimiento personal, a convertirse en otra mercancía cualquiera.

Uno de los elementos que el libro critica con mayor dureza es la fi gura del genio-artista, entendiendo como tal a aquella persona especialmente dotada para la creación artística. He aquí la materialización de la separación entre el arte y la vida cotidiana, dejando el primero en manos de un puñado de elegidos o iluminados. El arte, debido al encumbramiento del artista y por ello mismo a su separación de la vida cotidiana, divide a los seres humanos entre quienes son capaces de hacer arte y aquellos que únicamente pueden consumirlo como meras espectadoras pasivas. Esta fractura entre el genio y el común de los mortales ahonda en nuestra propia fragmentación como personas, presentándonos como seres frágiles, endebles e incompletos. En el mismo sentido, dicha separación sería extrapolable al terreno laboral: el trabajo se enajena de la vida en el momento en que la persona que lo lleva a cabo no es dueña de él sino de un tercero que se lo apropia.

Por otra parte, para el colectivo DesFace es algo fundamental la idea de la desprofesionalización del arte, pues pretender convertirlo en una forma de “ganarse la vida” y asumirlo como un “trabajo” conllevaría la transformación de la creación artística en una simple y burda mercancía. Luchar por un arte revolucionario, es decir, al margen de las estructuras dominantes de las sociedades actuales, implicaría la oposición frontal a los circuitos mercantiles, esto es, evitar ser vendido y negarse conscientemente a la profesionalización del mismo. Para ello, el colectivo aboga por lo que llaman “El circuito del don”, concepto acuñado por algunos antropólogos que ponen de relieve ciertos rasgos culturales de algunos pueblos que conciben el arte como algo que se ofrece gratuitamente, desinteresadamente y sin esperar nada a cambio.

En el libro no se trata solamente de evidenciar las miserias del capitalismo y el Estado, sino que, en cuanto a la creación se refiere, para el colectivo es tan importante el contenido de la obra en sí como la forma en que ha sido construida o por dónde o cómo viaja la misma. Guiarse por la simple fachada que supondría la elaboración de una obra aparentemente crítica con el estado de cosas sin darle importancia al proceso de construcción o a los circuitos por los que se mueve, supondría un falseamiento de la propia obra al imbuirse de un modo u otro de los valores propios del mundo de la mercancía.

En definitiva, nos acercamos a un libro apasionante cuya reciente aparición celebramos, ya que pretende remover los cimientos de unas estructuras menos sólidas de lo que creemos, nos hace refl exionar sobre uno de los pilares fundamentales que contribuyen en la actualidad a mantener estable el sistema de dominación imperante y nos descubre nuevos caminos que conducen a la recuperación de ciertos valores parcialmente perdidos y que irremisiblemente conducen a nuestra liberación social.

Alfonso Molino (SOV de Jaén de la CNT-AIT)

Reseña extraída de la Revista Estudios nº 3